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El viaje a la profundidad en donde encontré mi luz

En diciembre de 2018, después de haber presentado mi última exposición fotográfica titulada “Abstractos de Luz II, decidí hacer un viaje a la Riviera Maya a bucear. 

Con la inquietud de aprender más de fotografía subacuática, compré un housing (cubierta para fotografía subacuática) para tomar fotografías en cenotes y en el mar.

Me contacté con mi querida amiga Luz María Guzmán de Buceo Xtabay y le pedí que me llevara a los cenotes más bonitos de la zona. 

Por cuestiones de aduana el housing me llegó hasta el cuarto día de buceo y para finales del quinto día, me dio una fuerte infección en el oído por la cual tuve que cancelar todo lo planeado.

Me quedé con la inquietud de fotografiar esas impresionantes cavernas de luz en la que las condiciones son únicas, los altos contrastes, los colores y las formaciones rocosas representan un reto enorme para cualquier fotógrafo.

Para esto tendría que mejorar mucho mi buceo, mi control y flotabilidad, además de buscar la forma de exponer la luz natural sin utilizar flash.

En diciembre de 2019 regresé a la Riviera Maya, esta vez a Cozumel y me dediqué a tomar fotos en el mar por 10 días. Aproveché para mejorar mi flotabilidad y para estudiar más a fondo los efectos de la luz en la profundidad.

Regresé a CDMX y para sorpresa del mundo, el 11 de marzo de 2020 la OMS declaró la pandemia de COVID-19.

Durante los meses de encierro viví un proceso personal sumamente complejo, en el que Bindiva, la agencia que dirijo, se vio fuertemente afectada por la pandemia; en un mes perdimos el 80% de nuestras cuentas.

Entre otros eventos dolorosos falleció mi querida tía Jenny; parecía que el mundo se estaba viniendo abajo.

A finales de julio decidí tomarme un respiro y viajar a Playa del Carmen con mis amigos Cesar y René por un mes. Al terminar ese mes, decidí quedarme a vivir en Playa por un tiempo indefinido en lo que la pandemia y el mundo se aclaraban.

El mes de mi cumpleaños, Luz María y un grupo de amigos buzos de Cancún me invitaron al cenote Azul Ha, el cual es poco conocido. Durante el buceo, tuve un momento de lucidez estando a 20 metros de profundidad, pude percibir una luz tenue se filtraba desde la superficie contrastando con las estalactitas; era una luz perfecta, única y natural. Ese momento fue una especie de orgasmo espiritual, en el que de repente todo se conectaba y hacía sentido.

Mi viaje a la profundidad de la luz había comenzado…

Durante 2020, 2021 y 2022 he estado fotografiando estos mágicos cenotes; cada experiencia representa un momento único e irrepetible, en el que la naturaleza se manifiesta en estos paisajes espectaculares.

Fotografiar cenotes conlleva para reto técnico en el que variables del buceo como el consumo de aire, profundidad, tiempos de no descompresión, flotabilidad, visibilidad y demás se conjugan con las variables de la fotografía, como la exposición, el foco, movimiento, luz, profundidad de campo, etc.

Trabajar ambas es para mí un reto sumamente apasionante; por eso, durante este viaje, fui trabajando mi técnica y conociendo mejor las situaciones de cada lugar para buscar los ángulos y situaciones para cada fotografía.

Decidí combinar estos paisajes mágicos con composiciones de retrato tanto en apnea como en buceo; cada photoshoot significó una conexión muy hermosa con cada modelo, pudiendo compartir y manifestar esa unión mágica con los elementos en diferentes representaciones del cuerpo humano en el paisaje subacuático. 

Comencé a escribir poemas junto con las fotos, buscando expresar en palabras el sinfín de emociones que representa cada experiencia en los cenotes; para este proceso decidí apoyarme de Carlos López, un extraordinario poeta y ser humano que me orientó en el arte de la poesía libre.

Cada una de las fotografías es una parte muy importante de mí; en este místico proceso existencial fui conociéndome, sanándome y ampliando mi propósito como ser consciente, acompañado por mis queridos maestros Jero Elbitar y Sergio Trueba.

Este proceso se fue manifestando en diferentes áreas de mi vida: Bindiva se recuperó y se transformó en una agencia internacional conformada por un equipo extraordinario y apasionado que me acompaña en este camino emprendedor.

También logré romper muchas ideas, creencias, paradigmas y condicionamientos que me impedían vivir mi libertad, además de que sané y fortalecí sustancialmente mis relaciones cercanas.

Mi vida se llenó de gente increíble, además de mantener cerca a la gente que quiero en CDMX, mi círculo se amplió y potencializó a través de personas que fui conociendo en cada fase de este viaje; y así, poco a poco, mi vida se fue haciendo más feliz, más plena, más ligera y divertida.

Viajar a la profundidad de la luz es para mí la oportunidad de compartir contigo esta experiencia existencial, esta transformación, este camino mágico.

Te invito a sumergirte conmigo en las místicas y cristalinas aguas de los cenotes; prepárate para experimentar tu cuerpo sin gravedad, volar entre las formaciones rocosas, encontrar paisajes surrealistas e incluso sumergirte en la niebla sulfhídrica que separa las capas de agua.

Te invito a vivir este viaje extraordinario hacia las profundidades de nuestra existencia, un viaje a la profundidad del ser, un viaje hacia la luz.

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